domingo, 6 de abril de 2014

Atienza se visita en un par de horas

Una de las salidas turísticas típicas de los madrileños domingueros es la visita a las ciudades medievales de Sigüenza y Atienza. La proximidad, la accesibilidad y el encanto de estas villas de Guadalajara las hacen un destino muy apetecible para pasar un día de fiesta.


En muchas ocasiones, la enorme fama de la famosa Catedral de Sigüenza y la amplia oferta turística de la ciudad son razones suficientes para pasar allí el día completo. En otras ocasiones, la mayor oferta de servicios de Sigüenza hace que la visita a Atienza sea rápida y a la carrera. En todos los casos, a mi parecer, se comete el error de menospreciar uno de los pueblos con más encanto de la zona.

Como no existen muchas guías en la red sobre esta pequeña villa os dejaré información sobre ella en este artículo, con el objeto de poder planear una buena salida y disfrutar de un relajado fin de semana.


¿Cómo llegar y aparcar nuestro coche?

Seguir la carretera CM-110 desde Sigüenza es la mejor forma de llegar a Atienza. El trayecto os llevará poco más de 30 minutos. Una vez que lleguéis a Atienza debéis tomar el primer desvío que aparece a vuestra derecha (no confundiros con el desvío hacia Madrigal). Subiréis una pequeña cuesta donde dejaréis una pequeña gasolinera a vuestra izquierda y, algo más adelante, el cuartelillo de la Guardia Civil. Junto a este edificio se encuentra El Hotel Rural Convento Santa Ana, del que luego os hablaré como posibilidad de alojamiento.

Existe una calle adoquinada que entra en la villa medieval, justo enfrente del hotel. Allí podréis aparcar vuestro coche sin problemas para realizar la visita turística a Atienza.

¿Qué podemos visitar en Atienza?

El punto anterior es un excelente lugar de partida para visitar esta encantadora villa medieval. Si seguimos toda la calle hacia delante nos encontraremos con la Iglesia Museo San Gil. Una de las características más peculiares de las iglesias principales de Atienza es su utilidad como museo, además de centro religioso.

La Iglesia Museo de San Gil es un claro ejemplo de construcción románica (siglo XII), aunque su portada sigue claramente un estilo plateresco. El aspecto románico podemos verlo en su ábside circular, decorado con pequeñas ventanas y unos capiteles de hojas de acanto. El interior está conformado por tres naves, separadas por arcos de gran magnitud, y posee un precioso artesonado mudéjar como techumbre. Respecto a las piezas que expone, es de destacar el arte sacro (cantorales, crucifijos…) y una pequeña colección arqueológica/paleontológica de la zona.

Podemos acercarnos hacia la carretera y observar los escasos restos que quedan del antiguo Convento de San Francisco. Su ábside gótico, con sus características ventanas de gran altura y arco apuntado es el único testimonio del gran edificio que un día se ubicó en este lugar.

Aunque el paseo por la carretera no es lo más bonito, si os servirá para no perderos callejeando y ubicar bien los edificios principales de la villa. Cuando al pasar una curva veáis el castillo en lo alto tendréis la opción de volver a entrar en la villa. No os impacientéis aún y girar al lado izquierdo, justo en sentido contrario. La pequeña calle cuesta abajo os llevará directamente hasta la Iglesia Museo de San Bartolomé, en mi opinión, la más bella de la villa.

En los alrededores de la iglesia podéis encontrar restos del trazado amurallado, con puerta y torreones, y una fuente de época romana. La iglesia data del siglo XIII y tiene dos naves. Su ábside es realmente curioso, cuadrado en el exterior y circular en el interior. La galería porticada que da acceso al interior de la iglesia es de gran sobriedad y elegancia, compuesta por siete arcos de medio punto.

En el interior, al igual que en la iglesia que visitamos anteriormente, tendremos la ocasión de poder observar arte sacro y restos paleontológicos. En mi opinión las obras expuestas en esta iglesia son de mejor calidad que en la anterior (destaco el recargado retablo barroco y la capilla de Atienza)  y su colección paleontológica es mucho más extensa, con numerosos fósiles de todo tipo, así como piezas arqueológicas de la zona.



Una vez visitada esta iglesia si que podemos adentrarnos en la villa. Si seguimos el camino recto, nada más cruzar la carretera desembocaremos en la Plaza de España. El edificio más importante de la plaza es la llamada Posada del Cordón, que data de época de los Reyes Católicos. La reconoceréis porque su entrada está rodeada por un cordón y posee una curiosa ventana con una columna central y un dintel acabado en pico. También existe un palacio del siglo XVI con su característico escudo de armas y arco adovelado semicircular y una bella fuente del siglo XVIII en dodne se encuentran talladas las figuras de varios peces.

El arco llamado Puerta de Arrebatacapas nos comunica con la segunda plaza de la villa, llamada Plaza de Don Bruno Pascual Ruilópez. Este arco formaba parte del primer cinturón amurallado de la villa y destaca el grosor de su construcción.

En la plaza se encuentra la Iglesia de San Juan, parroquia de la villa que data del siglo XVI. No obstante, en mi opinión, lo mejor son las casas tradicionales, con soportales, que rodean gran parte de la plaza. Se trata de las típicas casas de entramado de madera con revocos de yeso. Si os fijáis bien, en uno de los capiteles que conforman las galerías encontraréis el emblema del Cabildo de curas de Atienza (llaves cruzadas y águila bicéfala). Si os paráis en el mesón junto a la iglesia podréis tomaros un refrigerio en el edificio que antiguamente servía de cárcel.



Si camináis rectos por la calle Zapaterías, que comienza en la casa que tiene un balcón esquinado, llegaréis, tras un pequeño paseo, a la Iglesia Museo de la Santísima Trinidad. De nuevo estamos ante otro ejemplo de iglesia románica (siglo XII), donde creo que son de destacar las dos entradas que posee, con unas bellísimos portadas. En su interior nos esperan algunas joyas dignas de mención.

Lo mejor, en mi modesta opinión, es la talla del Cristo del Perdón, de Salvador Carmona. Se trata de una escultura de gran belleza que merece detenerse un poco. Su posición implorante parece remitirnos a una escena de la vida de Cristo, al Monte de los Olivos, por ejemplo. Pero si nos fijamos en sus heridas descubrimos que Jesús ya fue crucificado, por lo que la escena, en sí, es imposible. Debemos entender la talla como una alegoría del sufrimiento de Jesús, necesario para salvar a la Humanidad. Pues los hombres tienen la marca del pecado original de Adán y Eva, representado en la bola del mundo donde se alza la escultura.



La talla tiene todas las características del tardobarroco español tan sumamente expresivo y lleno de detalles, cuanto más escabrosos mejor. La veracidad de la talla es tal que se muestra como una espina de la corona se clavó en la ceja de Jesús, traspasándola. La mirada perdida, la esbelta musculatura o los ropajes simulando movimiento otorgan a esta escultura un aire de realidad difícilmente superable. Si queréis tener una explicación más amplia de esta talla y observarla en fotos de gran calidad os recomiendo este enlace.

La iglesia también alberga el museo de la Cofradía de la Caballada, donde podremos ver documentos originales, fotografías y la bandera original. La Caballada es una fiesta con unos 800 años de antigüedad que conmemora un episodio histórico, el salvamento del rey niño Alfonso VIII, por los arrieros de la villa, de las garras de su tío Fernando II de León hacia 1162. Celebrada el domingo de Pentecostés, los hermanos de la cofradía realizan una procesión por la villa, montados a lomos de sus caballos y acompañados de un tamborilero y un dulzainero. Junto al abad bajan al la Ermita de la Virgen de la Estrella, donde se escucha una misa y se almuerza. Luego se realizan unas carreras en el antiguo camino de La Bodera.

Por último, indicaros que la iglesia tiene en una de sus capillas una reliquia con dos supuestas espinas originales de la corona de Jesucristo, veneradas desde el siglo XVI.

Desde esta iglesia podemos ascender por una carretera adoquinada hacia la zona del castillo. Pero antes, justo en la curva, debemos desviarnos hacia la izquierda, pues no podemos dejar pasar una visita a la Iglesia de Santa María del Rey. Destaca aquí su excepcional puerta de estilo románico, formada por siete arcos concéntricos apoyados en columnas con capiteles. Varios personajes de la Biblia decoran escultóricamente la entrada. Como curiosidad comentaros que la iglesia se levantó en el lugar donde se encontraba una antigua mezquita.

El pasado musulmán de la villa está representado por el Castillo. Llegar a él requiere de una subida por terreno pedregoso escasamente acondicionado. No obstante, las vistas que tendremos desde lo alto de su torre de homenaje merecen la pena. Los musulmanes fueron los que fortificaron el lugar, utilizándolo como punto de partida para las incursiones en el norte y como parte de su complejo defensivo fronterizo.

Del castillo en sí apenas se conservan sus muros defensivos y parte de su torre de homenaje, a la cual podemos ascender hasta su terraza. Que nadie se espere decoración interior alguna. Tan sólo quedan restos arquitectónicos, y en un estado bastante ruinoso. Su encanto reside en las ruinas en sí mismas y en las tremendas vistas que se divisan desde lo alto del cerro.



El anterior recorrido turístico por las calles de Atienza lo puedes realizar de manera rápida en una sola mañana, pero yo no te lo recomiendo. Aquí están mis razones para que pases un fin de semana entero en esta preciosa villa:
-         Aunque en el recorrido anterior pudiste ver los monumentos principales de Atienza, aún la villa tiene muchos rincones que disfrutar. Con más tiempo que dedicarle podrás recorrerla con calma, admirando las diferentes puertas que tenía el recinto amurallado, así como rincones verdaderamente encantadores.

-         Sólo con algo de más tiempo podrás acercarte a la Iglesia de Santa María del Val, una iglesia románica donde destaca su portada. En ella veremos representados a unos curiosos contorsionistas, algo muy atípico en este tipo de construcciones religiosas.

-         Los museos de Atienza requieren un poco de calma a la hora de visitarlos. Especialmente el museo paleontológico ubicado en la Iglesia Museo de San Bartolomé se disfruta mucho más con pausa que con prisas.

-         Comer platos típicos de la zona, pasar un rato admirando las vistas del entorno desde lo alto del castillo, tomar un café en la plaza de la villa y alternar con los lugareños son cosas que no podrás hacer en una visita rápida.

-         Atienza es un lugar ideal para desconectar un fin de semana del ruido y las prisas de la gran ciudad. Sus atractivos turísticos no son tan variados como para no poder abarcarlos todos y son los suficientes como para mantenernos entretenidos toda nuestra estancia.

¿Dónde puedo alojarme?

Respecto al alojamiento os recomiendo el Hotel Convento de Santa Ana. Se trata de un antiguo edificio histórico totalmente restaurado. Las habitaciones son modernas, amplias y confortables. El desayuno está muy cuidado, sin gran variedad pero con todos los productos verdaderamente ricos. Y si los visitáis en verano tienen una pequeña zona donde tomar el sol y darse un remojón en una piscina hinchable. También tiene anexo un restaurante donde podréis probar los platos típicos de Guadalajara, aunque en mi opinión los precios son un poco altos para la poca cantidad que te sirven (tengo que indicar, en su descargo, que yo soy bastante comilón).

Plano de Atienza



¿Habéis descansado un fin de semana en Atienza? ¿Qué os pareció?


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